Dark Miér Oct 07, 2009 10:07 pm
Suspira mientras se rasca la mejilla en actitud humilde, comienza despacio a caminar hacia el joven que estaba tirado en la tierra sangrando por la naríz intentando levantarse. El chavál no sabía lo que acababa de hacer y eso le hacía gracia, aunque quizás él acababa de meterse en el mismo saco que él, por lo menos recibiría el mismo castigo, antes o después ya que las reglas eran claras.
-No rompí las reglas Dae, y no me apetece pelear contigo, simplemente libré a un compañero de la muerte y eso se incluye en tú código- Su voz era modulada y tranquila sin cambiar el tono en ningún momento.
Exhibiendo una tranquila sonrisa coge el cuello de la camisa del muchacho y lo levanta despacio colocándolo en su hombro sujetándolo con una mano enguantada en un guante sin dedos negro, los hilos habían desaparecido por cumpleto y su actitud era tan calmada como todos conocían, Dae era un tipo fuerte y lo suficientemente orgulloso como para no pelear con alguién que no quería hacerlo, le aburría tanto al menos como a él mismo.
-No he venido a retarte, sería una buena muestra para el resto, pero creo que por hoy... te dejo que destrozes a los del waseda, es más divertido ¿No crees?- Dice moviendo la cabeza en dirección al chico del bate.
Caminando tranquilamente se vuelve hacia la multitud, la nariz del muchacho seguía sangrando y él estaba completamente K.O semiinconsciente pero vivo, eso era algo que tenía que agradecer, más que lo que muchos otros podían decir. Caminaba con la pasividad de siempre, había quien decía que le asustaba pelear, pero simplemente era más fácil y lógico seguir un camino cuya batalla era la vida misma, conocía las reglas y sabía que lo que acababa de hacer no las rompía, pero que a Dae no le gustaría, tendría que hacerle algún trabajillo próximamente.
Al pasar junto a Neneh antes de que la gente le abriera el camino para alejarse del tatami hace un gesto con la cabeza a la muchacha, a modo tanto de saludo como da advertencia, cierto era que mejor que no se metiera, su sonrisa ignata inamobible hace que la gente se mueva rápidamente hacia los lados abriéndole un camino descubierto ante sus manchas de sangre en el suelo a sus pies y en su camisa. A pesar de eso Dae posiblemente aún podría golpearle, pero confiaba en su orgullo ante el waseda que posiblemente le importara más que que alguien se llevara al inútil que le había retado.
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